lunes, 17 de diciembre de 2007

DIECIOCHO DE DICIEMBRE







Dieciocho de Diciembre es el día de la Esperanza.

Aparte de lo que ,para mí, sucedió un dieciocho de Diciembre de hace años , hoy es un día como los demás, con alegrías para unos, tristezas para otros, monónoto para muchos...la Parca visitará a bastantes... y romperá el corazón de multitudes. Melancolías, problemas materiales, desánimos, desilusiones, turbaciones, malas acciones y unas pocas buenas , temores, inquietudes, risas, llantos... la vida .
Pero hoy en mi mente se enfrentan dos cuestiones diferentes y en cierta forma unidas ; por una parte he iniciado este escrito con el día de la Esperanza, pero a su vez, aparece fuertemente en mi interior otro concepto, el de la inquietud.
La inquietud a la que me refiero no es ese alboroto o conmoción positiva del ánimo, ni a esa inclinación hacía algo determinado, no. Es el desasosiego, la desazón, la falta de paz interior , lo que me ronda.
De ese concepto negativo de inquietud, varios grados hay, desde un leve desazón, a una gran turbación que ciega al ser humano.

Del grado grave, recuerdo lo que un día, sobre élla, leí en Goethe, pues no tiene desperdicio.


Goethe, la INQUIETUD en su obra "Faust":

MEDIA NOCHE
Entran CUATRO MUJERES CANOSAS
LA PRIMERA.- Yo me llamo Escasez.
LA SEGUNDA.- Yo me llamo Deuda.
LA TERCERA.- Yo me llamo Inquietud.
LACUARTA.- Yo me llamo Miseria.
TODAS MENOS LA INQUIETUD.- Cerrada está la puerta; no podemos entrar. Ahí dentro vive un rico; no queremos entrar.
.../...
LA INQUIETUD.- Vosotras , hermanas, no podéis, ni osáis entrar. La inquietud, por su parte , se introduce furtivamente por el ojo de la llave . ( LA INQUIETUD desaparece.)
.../...
LAS TRES.- Pasan las nubes, desaparecen las estrellas. ¡Allí detrás, allí detrás! De lejos, de lejos, allí viene nuestra hermana; allí viene ella...la Muerte.
.../...
LA INQUIETUD.-
A aquel que está una vez en mi poder, de nada le sirve el mundo entero; para él desciende una eterna lobreguez; para él no sale ni se pone el sol; teniendo sentidos exteriores perfectos, anidan las tinieblas en su interior. De ningún tesoro sabe ponerse en posesión. Felicidad y desdicha resultan quimeras; se muere de hambre en el seno de la abundancia; sean delicias, sean pesares, todo lo remite al día de mañana ; sólo está atento a lo porvenir, y así no acaba nunca.
.../...
FAUSTO.- ¡ Fantasmas funestos! ¡ Ved ahí cómo tratáis mil veces al linaje humano! Aún los días indiferentes los transformáis en odioso revoltillo de entrelazados tormentos.
De los demonios bien lo sé, dificilmente uno se libra ; no hay medio de romper el estrecho lazo espiritual ; más tu poder, ¡ oh Inquietud!, que se agranda de un modo imperceptible, no lo reconozco.
LA INQUIETUD.- Experiméntalo ahora que, maldiciéndote, me alejo de ti. Los hombres son ciegos durante toda la vida. Al presente, ¡oh Fausto! , sélo tú al fin.
( Le sopla en el rostro y desaparece.)

Pobre del hombre a quién la Inquietud le sople en el rostro y ciego lo deje. No encontrará la paz interior tan deseada. ¿Le quedará Esperanza?. Esperanza de que el velo caiga, de percibir otros colores, de sentir el deseado sosiego, de creer como posible lo deseado.


Para la paz, la quietud ... es necesaria la claridad que nos da la fe, que nos lleva a la Esperanza.

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